INTRODUCCIÓN Y JUSTIFICACIÓN
Entre las actividades habituales preventivas y asistenciales de los pediatras de atención primaria se incluye el proporcionar consejo sobre alimentación en la población infantil y adolescente durante todo el tiempo que dura la relación entre el profesional y la familia. Se inicia desde el nacimiento promocionando y apoyando la lactancia materna. Algunas veces en el marco de la ayuda a la crianza, en las actividades relacionadas con el Programa de Seguimiento de Salud Infantil (PSI). Otras veces en respuesta a preocupaciones o inquietudes de las familias; a menudo en el contexto del manejo de algunas enfermedades que requieren cambios en la alimentación, tales como diarreas, estreñimiento, obesidad, enfermedad celiaca, intolerancias alimentarias, etc.
La alimentación es una actividad humana muy compleja, que aunque responde a una necesidad muy básica: el hambre y la necesidad de supervivencia, se lleva a cabo de formas muy variadas en las distintas etapas de la historia de la humanidad, de la vida de los individuos y en relación con las diferentes culturas. También se ve afectada por influencias muy variadas: modas, religiones, publicidad, industria… Por todo ello se considera que la alimentación es una actividad humana en la que las influencias entre biología y cultura aparecen más intrincadas.
En nuestro contexto actual, los fenómenos migratorios nos presentan el reto de conocer los diferentes hábitos alimenticios según el origen de los pacientes. Como cualquier otra práctica humana en relación con la salud, pueden tener aspectos positivos y a la vez entrañar algunos riesgos.
Desde el inicio de la etapa de la pediatría científica, en que comenzó a estudiarse el crecimiento infantil y la nutrición, sobre todo a raíz del descubrimiento de la fisiopatología de diversas enfermedades (hipovitaminosis, raquitismo, enfermedad celiaca,…), comenzaron a publicarse tablas de necesidades y recomendaciones nutricionales. Con el paso del tiempo ha sido evidente que muchas de éstas se han quedado obsoletas y son sustituidas por otras, debido al continuo cambio de los conocimientos biomédicos, lo que implica la necesidad de revisar de manera continua la bibliografía y las diferentes guías de práctica clínica.
Entre los muchos factores que han contribuido a introducir cambios en las recomendaciones sobre la alimentación infantil hay dos muy claros: el mejor conocimiento de la lactancia materna y su superioridad frente a las fórmulas artificiales y la alta prevalencia actual de obesidad que afecta tanto a la etapa infanto-juvenil como a otras edades, hasta el punto de que algunos autores profetizan que el exceso de peso unido a sus comorbilidades podrá frenar la continua mejora en las expectativas de vida de las ultimas décadas.
El desarrollo de la atención primaria de salud, con presencia de pediatras con buena formación en la primera línea de asistencia ha supuesto un cambio en el manejo de muchas patologías pediátricas del aparato digestivo que antaño eran de atención exclusiva a nivel hospitalario. En la actualidad, la mayoría de los pediatras de atención primaria están capacitados para realizar el diagnóstico precoz y diferencial, las recomendaciones y el seguimiento de muchos procesos de origen nutricional y digestivo, tales como el estreñimiento, diarrea crónica, enfermedad celiaca, intolerancias alimentarias, etc.
Es esencial añadir a los protocolos de estudio de las diversas patologías, un enfoque basado en las mejores pruebas, sin olvidar el balance coste/efectividad, no solo en cuanto los aspectos económicos sino también en los emocionales para familia y los propios pacientes.
Es deseable la colaboración y el diálogo directo con los servicios hospitalarios de referencia cuando se requieren pruebas complejas, sin perder de vista que la responsabilidad del seguimiento integral del paciente corresponde al pediatra de AP.
Además, una de las actividades prioritarias de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria es el compromiso con la formación de los asociados. Y por eso parece justificado un grupo de trabajo que actualice los conocimientos sobre las patologías digestivas y las cuestiones nutricionales más prevalentes, adecuándolas al contexto de la atención primaria de salud, para asegurar la uniformidad y la eficiencia en el manejo de estas patologías, racionalizando los costes y favoreciendo la implicación de la familia y el propio menor en los cuidados. Todo ello basándose en las mejores pruebas disponibles.